Columna

Mientras ellos transcurren, el gobierno discute

“Como decía la exgobernadora Sila María Calderón: Qué vergüenza para el pueblo de Puerto Rico”

Obed Rojas
Por Obed Rojas26 de mayo de 2025 • 9:22 a. m. AST
2 minutos
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En una movida que solo puede describirse como surrealista, el Gobierno de Puerto Rico ha anunciado la creación de un comité para “evaluar la viabilidad” de otorgar tablillas a vehículos todoterreno, incluyendo motoras y four-tracks. En un país donde abundan los diagnósticos pero escasean los tratamientos, el anuncio ha sido interpretado no como una medida de análisis, sino como una especie de amnistía anticipada por los motoristas de dudosa reputación. En esta columna los llamaremos con cariño los vaqueros de la calle, estos no esperaron por el informe técnico del “task force” y decidieron tomar las carreteras por su cuenta, como si se tratara de una señal oficial de “se vale to”.

Este fin de semana quedó en evidencia el impacto de esa lectura. Desde Bayamón hasta Ponce, vehículos sin tablilla invadieron avenidas y autopistas, realizando piruetas, bloqueando el tránsito y desafiando a las autoridades. Según reportes preliminares, se registraron algunos incidentes en los que oficiales fueron agredidos y ciudadanos comunes quedaron atrapados en medio de corridas improvisadas. Como decía la exgobernadora Sila María Calderón: “Qué vergüenza para el pueblo de Puerto Rico”.

Estos vaqueros de la calle, por supuesto, están representados por ciudadanos ejemplares como “Rey Charlie”, conocido no solo por su pasión por las motoras, sino también por su historial impecable: fichado y convicto por su excelente comportamiento y trato ejemplar hacia la Policía de Puerto Rico. ¿Quién mejor para ser la cara del movimiento? En cualquier país funcional esto generaría alarma. Aquí, parece generar seguidores y propuestas que al final serán risibles.

No se trata de demonizar a quienes buscan regulación, sino de exigir coherencia en el orden público. Hay reclamos legítimos de comunidades donde estos vehículos son parte de la vida rural o del transporte informal dentro de fincas. Pero eso no justifica que mientras un comité que no ha tenido ni su primera reunión, sectores enteros decidan que la ley es optativa. El mensaje es peligroso: si eres suficientemente visible, ~cafre~, tal vez no te multen, sino que te inviten al comité.

Y mientras tanto, a esperas que el comité se reúna, conversen, tomen notas, hagan borradores. Los vaqueros de la calle, no esperan. Con sus motaras, four track y vehículos todoterreno sin tablilla y su idea retorcida de libertad, transcurren por las calles como dueños de todo. La diferencia es que ellos no necesitan un comité para sentirse autorizados solo un titular que los motive a vivir en el viejo oeste. Como dijo el exgobernador Pedro Rosselló: “Ahí le dejo ese desastre, arréglense como puedan”.

OR

Por Obed Rojas

Abogado y analista político

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